Fabiola Cortés Miranda
Este nueve de marzo, el día sin mujeres en México, yo no paro, no quiero parar.
Mis razones.
Para mí, este 9 de marzo es el día en el que se INSTITUCIONALIZÓ el reclamo de las mujeres que exigen un alto a los feminicidios y la violencia de género. Esta exigencia legítima es tanto como pedir que se acabe el hambre en el mundo, todos lo quisiéramos, pero y qué hacemos además de “parar”, y demostrarle al país qué pasaría un día sin mujeres. Para mí, pasaría lo mismo que un día sin hombres.
Para mí, el paro no servirá ni para sensibilizar ni para visibilizar algo que ha sido visibilizado y que no permanece oculto, afortunadamente, porque las redes sociales y los medios de comunicación se han encargado de visibilizar desde hace tiempo con la narrativa de casos y casos que conducen hacia un mismo denominador, las instituciones han fallado: las fiscalías, persecutoras del delito, y las judiciales, castigadoras del delito; pero también las instituciones como la escuela y como la familia, y sobre esta última no se reflexiona, a esta última nadie le reclama, que es precisamente la célula básica de la sociedad; la que cría víctimas y victimarios. Víctimas mujeres y víctimas hombres, victimarias y victimarios porque no en pocos de los más horrendos casos de asesinatos de mujeres han colaborado y participado otras mujeres, a las que luego se les llama víctimas de las circunstancias.
Para mí, este 9M dio una oportunidad de oro para que políticos y gobernantes demuestren lo que nunca han demostrado: “tener empatía” con las mujeres y sus problemas. Para que diputadas, diputados, alcaldesas y alcaldes, y todos los funcionarios que han querido, se indignen, se sumen, apoyen y se pronuncien sobre una problemática de la que mañana se olvidarán.
Para mí, este 9M no parece ser ni lejanamente un espacio de reflexión de las mujeres sobre sí mismas, sino, una demanda que desde mi óptica no busca la equidad de género sino privilegios de género. Porque para mí un día sin mujeres es idéntico a un día sin hombres. Ojalá este 9M haya espacio para reflexionar qué han hecho las mujeres en la crianza de hombres y mujeres, para qué educan a sus hijas e hijos, y cómo los educan.
En México desde hace años se institucionalizó la equidad de género, nos gobiernan desde hace años el mismo número de hombres políticos que mujeres políticas, y eso en qué ha cambiado la situación general de la mujer o del país?. Las mujeres en la política han resultado tan malas gobernantes y representantes de la sociedad como los hombres, y en Quintana Roo sobran hoy los ejemplos con las alcaldesas de los principales destinos turísticos de México: Mara Lezama (Cancún); Laura Beristain (Playa del Carmen) y Laura Fernández (Puerto Morelos). Gracias a una mujer (la ex consejera jurídica, Lili Campos), tenemos a un Magistrado corrupto: Fernando Gama Rodríguez. Fue una mujer, la diputada Reyna Durán, la que ordenó limitar el ingreso al Congreso de Quintana, antes de ella de libre acceso. Es una mujer, al frente del Instituto Quintanarroense de la Mujer, Silvia Damián, la que ha desviados recursos de ese Instituto hacia el pago de servicios falsos. Son las fiscales y el personal de las mesas especializadas de la mujer en Quintana Roo las que increpan a las denunciantes, las que las desaniman a continuar con los procesos. Son mujeres, las presidentas del Sistema Integral de la Familia (DIF) que ocupan un cargo inútil, decorativo, anacrónico pero que controlan y ejercen opacamente un presupuesto súper millonario.
Hoy tampoco paro, porque este 9M las mujeres no hablarán ni reflexionarán ni admitirán, que no pocas ni eventualmente, utilizan su condición de ser mujer para obtener ventajas, para estar bien con sus superiores hombres, para obtener cargos, postulaciones, ascensos, mejores sueldos, permisos, etcétera.
Este 9M tampoco paro porque lo que se pretende no es empoderar a la mujer, pues como ya lo dije hace años existe la equidad, porque la mujer y el hombre tienen y pueden ejercer los mismos derechos; lo que se pretende es dar un poder inusitado a las mujeres para que todas las que quieran puedan ser víctimas.
Este 9M tampoco paro porque en la asociación que dirijo, Somos tus Ojos, participan y colaboran con el mismo compromiso y desinterés hombres y mujeres que nos asumimos siempre iguales.
Este 9M tampoco paro porque siento que las mujeres que nos movemos recibimos el apoyo y reconocimiento de otras mujeres y de hombres, de nuestros compañeros, de nuestros amigos, de nuestra familia. Por eso, hoy no paro y mañana tampoco.
Este 9M tampoco paro porque, desde mi punto de vista, hoy la mujer pierde más de lo que gana; porque la institución despresurizó el movimiento, lo encarriló a un día sin mujeres, ‘para que sufran los hombres’, ‘para que sientan lo que es estar sin nosotras’; pero, esas instituciones que hoy no funcionan, seguirán sin funcionar, una vez que la ola caiga.